Ser profesional dentro del mundo del desarrollo personal es reconfortarte. Ayudar a generar bienestar en la vida de las personas a las que acompañas es tu trabajo, pero también tu propósito.
Y si la autorrealización profesional viene de la mano de generar un impacto social, la ecuación es perfecta. Todo parece color de rosas, salvo por ese secreto que tienes muy bien guardado: el poco éxito en tus reuniones de venta. Sí, muchas de ellas son insatisfactorias.
La persona interesada agradece y se va de la conversación sin que hayas recibido grandes indicadores de interés de su parte, nada de hacerte pensar que va a contar con tus servicios.
Esto es porque:
- Te llevas muy mal con la idea de vender.
- Tienes miedo de cobrar el valor real de tus servicios.
- Nunca aprendiste a comunicar a qué te dedicas.
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Esto afecta en tu profesión, en el propósito que guía tu vida y ¿en tu negocio?
La comunicación de tu negocio es tu mayor activo
Es el momento de tomar consciencia.
La disciplina que ejerces, esa que tanto te gusta, la que se convirtió primero en tu pasión y luego en el propósito que da impulso a tu vida…
“Es también tu negocio”.
Sí, ese que te va a ayudar a generar la riqueza material externa que tanto te mereces. Su comunicación = tu principal activo.
Aprender a comunicar te puede ayudar a liderar una reunión con un potencial cliente hacia un lugar mutuamente beneficioso.
¿Cuál es el resultado de aplicar una buena comunicación en este contexto?
Crear una relación de confianza con tu prospecto.
Consejos para liderar una reunión de venta de tus servicios
El momento de la verdad llegó.
Estás cara a cara con quien puede estar a punto de convertirse en tu cliente.
¿Cómo generar confianza con él para poder ofrecerle tus servicios y que los acepte sin dudar?
Observar, escuchar y equiparar al sujeto que tienes enfrente de la mesa o en la misma sala virtual, en caso de que la reunión sea por ese medio.
Ahora, ¿observar, equiparar y adoptar qué?
- Los gestos.
- La postura corporal.
- El ritmo, el tono y el volumen de su voz.
- La frecuencia de su respiración.
- El “qué” de la otra persona.
A esto hay que agregar:
- Tener una amplia predisposición a la hora de escuchar al otro.
- Ser agradable para ese “otro”.
Es recomendable incorporar estos elementos a la conversación, de una forma genuina.
¿El resultado?
Generar un lazo de confianza para que tu prospecto se sienta cómodo y se abra en la conversación.
¿Cuáles son los indicadores que debes chequear para comprender si llegaste a ese estadio?
Que haya atención, actitud positiva y coordinación de ambas partes.
El principal beneficio de esta compenetración mutua es el acceso a la interpretación de la realidad que posee tu potencial cliente para poder liderar la interacción hacia la contratación de tus servicios.
¿Eres coach, estudiante de coaching o practicas otra diciplina de desarrollo personal y te gustaría aprender herramientas de comunicación para tu negocio?
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