Esta entrevista con María Isabel Santos, la viuda de Pablo Escobar, tiene un propósito especial: que mujeres y hombres víctimas de cualquier tipo de violencia puedan RECUPERAR SU VOZ. Hay historias que merecen ser contadas y esta es una de ellas.
TATA: La viuda de Pablo Escobar
Hace algún tiempo, en un entrenamiento de Coaching, tuve la oportunidad de conocer en persona a la mujer que voy a presentarte en esta entrevista. Ese día, entre otras cosas, me dijo algo que no paró de resonar en mi cabeza:
“El Coaching me salvó la vida”.
Entonces empecé a ver que allí había una historia muy poderosa. Tal vez la más poderosa de todas las historias que involucran un proceso de Coaching. O al menos de las que yo conocí. Por eso le ofrecí realizar esta entrevista. La respuesta fue positiva pero Isabel me pidió que tuviéramos algunas conversaciones previas y que leyera su libro.
Una entrevista especial
No faltaron quienes me cuestionaron por realizar la entrevista argumentando todo tipo de especulaciones. A todos ellos los invité a leer el libro despojados de prejuicios.
María Isabel Santos es la viuda del Narco más peligroso que tuvo la historia de Colombia. Leyendo su libro, comprendí que ella y sus hijos también fueron parte de sus miles de víctimas. Sus vidas estuvieron al borde de la muerte muchas veces. Y cargarán por siempre con la condena social por su vinculo familiar. Eso no lo cuentan las series de TV. Su historia la cuenta en primera persona en el libro que acaba de publicar: mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar.
Victoria Eugenia Henao, tal como fue bautizada por sus padres, pudo recuperar su voz luego de 25 años de silencio. Lo hizo inspirada en su hijo, que hoy es un pacifista reconocido en todo el mundo. Quien inició un proceso de paz al buscar a algunas víctimas de su padre para pedirles perdón y trazar un rumbo muy distinto al del capo narco.
Creo que su historia va a empoderar a muchos seres humanos. Me consta que ya inspiró a muchísimas mujeres que fueron víctimas de distintos tipos de violencia.
Por todo esto digo que esta entrevista tiene un propósito especial. Te invito a despojarte de todos los prejuicios que puedas tener. Te invito a leer, escuchar y mirar otra versión de una historia de horror y dolor; de coraje y de resiliencia.
Los millones de dólares
- – En el imaginario popular la viuda de Pablo Escobar y su familia viven de los miles de millones de dólares del capo narco, en alguna mansión en un barrio privado, rodeada de lujos y sirvientes. sin embargo vivís en el barrio de Palermo en un departamento alquilado, y aquellos que te conocen dicen que haces una vida sin lujos y de hecho trabajas hace muchos años. Para ser honesto no es una pregunta que me interese hacerte en forma particular, pero el rol del periodista es también el de hacer esas preguntas que la gente quisiera hacer. ¿de qué vive la familia de Pablo Escobar?
- – Entiendo a la gente que vive tan preocupada por todos estos miles de millones de dólares porque también fue la preocupación del Estado Colombiano hace 25 años y sigue siendo hoy 25 años después, no solo para el Estado Colombiano sino para los estados en general y las personas en general. Y la verdad es que más que seguir dando explicaciones en el día a día o más que contarlo, a mi me alcanza con que el entorno que yo tengo de amigos y colegas con los que trabajo saben que vivo como un ciudadano común. Con las mismas dificultades de todos. Me cuesta muchas veces llegar a fin de mes, como a cualquier ser humano. Trabajo muchísimas horas por día y estoy aquí abriendo conversaciones para que podamos trabajar y podamos salirnos de estos juicios y afirmaciones que realmente nos acompaña el Coaching todo el tiempo. Y se habla de ese dinero con una afirmación y una claridad como si las cuentas bancarias estuvieran con sus respectivos números en alguna parte. Y la verdad es que yo creo que el dinero de Pablo Escobar se quedó en mucha parte en manos del Estado Colombiano, le pueden preguntar al Estado. Y en parte con sus enemigos. Y otra que se la llevó la guerra; porque Pablo Escobar peleó contra un estado y las guerras cuestan muchísimo dinero.
- Si algo le agradecemos a la vida es que este dinero, por distintas razones, hoy ya no esté en nuestro poder. Es una gran tranquilidad.
- 1- Conociste a Pablo Escobar cuando tenías 12 años. ¿Que viste en él y que te enamoró?
- Ví a un vecino del barrio como tantos otros que teníamos en ese entonces. A una persona con una capacidad social maravillosa. A quien le importaba mucho lo que al barrio le pasaba. Estaba en la Acción Comunal y en ese momento era el secretario del Presidente de esa comunidad. Eso me enamoró de él: la empatía que sentía la gente por él. Lo cuidadoso y lo respetuoso. Y lo que siempre escuché de él era su preocupación por las personas con dificultades económicas.
El secreto revelado tras 44 años de silencio
- En tu libro revelas algo que nunca te habías animado contar y que tus hijos se enteraron a través del libro…
- Este secreto que yo guardé durante 44 años nunca imaginé revelarlo como tampoco nunca imaginé escribir mi historia después de 25 años. Pensé que mi iba a ir con mi dolor a la tumba. Después de hacer un trabajo profundo con especialistas en trauma, en uno de esos procesos salió a la luz esta emocionalidad y estos momentos, este dolor. Y fue éste especialista quien me muestra la situación que yo había vivido y de la que yo no tenía ni la menor idea, cuando él me habla de que era una violación.
Otra víctima del Patriarcado
- Este especialista escribe en ese relato como profesional acerca de la situación que yo había vivido. Asi que ahí empiezo a descubrir a través de eso lo doloroso, lo traumático y lo sometida que yo fui estando al lado de Pablo sin darme cuenta. O sea pensaba que era el amor y la preocupación. Y tal vez los miedos que habían alrededor de mi familia. Porque yo tengo una familia muy conservadora, muy religiosa y estos votos de la Iglesia…, contar una situación de estas en ese momento era gravísimo. Yo imaginé que Pablo lo había hecho desde el miedo. Yo estaba totalmente inconsciente, hasta ese momento yo no sabía lo que era una relación sexual ni tampoco que a través de ella podía quedar embarazada. Entonces terminar en una mesa de una persona adulta en un proceso de aborto para mi fue muy doloroso y hoy es muy traumático porque me pudo haber costado la vida, por la irresponsabilidad de los adultos en ese momento. Entonces mi llamado en este espacio con este dolor, este aprendizaje mío es que los padres nos acerquemos más a los hijos, que conversemos con ellos y les podamos contar los riesgos que se corren por las decisiones que tomamos. Y la importancia de mantenerlos informados.
- ¿Qué edad tenías cuando ocurre ese aborto?
- En ese momento tenía 14 años.
- ¿Y nunca habías escuchado hablar de lo que era un aborto? ¿En el contexto familiar no se hablaban esos temas?
- Jamás, jamás. Es más, de este tema se acaban de enterar cinco hermanas mujeres que tengo. A través del libro se enteraron. No lo pueden creer: toda una vida, más de 50 años compartiendo juntas y jamás ellas supieron eso, ni mi mejor amiga. Absolutamente nadie porque era un tema muy delicado.

- En el libro también contás el episodio de 1988 cuando explotan 700 kg de dinamita en la puerta de tu casa, el edificio Mónaco, donde tu vida y la de tu familia corren por primera vez riesgo de muerte. Hay otro episodio que es el asesinato del ministro Lara Bonilla, que vos mencionás como esos episodios que te empiezan a abrir los ojos. Contanos cómo fue esto de empezar a tomar conciencia y si querés detallanos lo del edificio Mónaco porque me parece que fue muy impactante.
- El 30 de abril de 1984 fue un antes y un después para nosotros como familia y para los colombianos. Ahí también la sociedad colombiana empieza a escuchar y a darse cuenta que hay un fenómeno que le está haciendo mucho daño, porque hasta ese momento no se hablaba de narcotráfico, ni Pablo era mirado desde ese lugar. Era mirado como un empresario y además como alguien que estuvo siempre en la política y que había llegado a ocupar un escalón importante, entonces la sociedad le estaba dando ese espacio y desde ese lugar no se hablaba de este tema. Ya a partir de ahí Pablo empieza a ser prófugo de la Justicia y pasan muchas cosas en el país. Hasta que en 1988, el 13 de enero a las 4:30 de la mañana explota una bomba con 700 kg de dinamita donde casi nos cuesta la vida a mis hijos y a mi. Fue un momento muy doloroso. La verdad es que no sabía que estaba pasando y porque a nosotros. Siempre me preguntaba porque a mis hijos, porque a mi, si yo me casé con esta persona pero no soy responsable de nada. Bueno desde la inocencia y la inconsciencia y la inmadurez que me acompañaba en ese momento porque nosotros tenemos una cultura muy machista donde las mujeres no tenemos derecho a preguntar, ni a opinar, ni somos tenidas en cuenta para nada. Entonces esta situación hizo que yo siguiera sin respuestas. Es más, haciendo la catarsis con mi libro acerca de este hecho yo preguntaba cuántas veces yo le pude preguntar a Pablo ¿qué pasó?, ¿por qué el atentado a nosotros?, ¿qué es esta locura? Pablo estaba muy metido en su ego, en su poder y estaba muy enojado porque de alguna manera había sido tocada su familia. Pero no tuve el tiempo nunca de preguntarnos qué nos había pasado con esa situación. Si mi hija quería recuperar una de sus muñecas que había volado a metros de distancia dentro del edificio o si mi hijo quería recuperar uno de los auticos con los que jugaba todo el tiempo. Nosotros estuvimos seis meses después de la bomba durmiendo con la luz prendida, muertos de pánico, durmiendo por decirlo pero sin dormir, y no recuerdo nunca que Pablo se haya preocupado por esos hechos, que tienen que ver con esa vorágine que a veces es el poder que te lleva y te arrasa. Arrasas con la familia, con las sociedades, con tus hijos que es lo que más amas y no te das cuenta.
“Pensé que mi iba a ir con mi dolor a la tumba”.
- En otro pasaje contás que tuviste que separarte de tu hija recién nacida porque los perseguían para matarlos. Como padre me imagino que ese debe haber sido otro momento visagra…
- Si, fue muy doloroso para mi cuando pablo me dice, a la semana de haber nacido mi hija que me tengo que separar de ella porque yo no puedo regresar a Colombia, que nos van a matar, que tengo que seguir caminando por la selva y que con una bebé se va a morir porque no sabemos si vamos a tener agua, comida, que es una locura… Bueno, para mi fue un momento muy doloroso. Yo no me quería separar de ella pero en esa etapa de la vida nosotros, casi que fueron 9 años de guerra, en mi casa se hacía lo que Pablo decía, lo que Pablo ordenara, como a él le parecía. Él sabía todos los temas de seguridad. No nos contaba el riesgo que nosotros estábamos asumiendo pero sí nos decía dónde nos teníamos que parar y esperar. Así que separarme de mi hija fue muy doloroso para mi a las dos semanas de haber nacido. Yo creo que todavía es una conversación, como un proceso que todavía tenemos pendiente porque es como cuando te arrancan tu esencia, tu fuerza. Y fue muy duro para mí porque durante los meses siguientes yo la veía por fotos. Ni siquiera podía llamar a Colombia, ni podía hablar con mi madre a ver cómo estaba, nada. Era muy delicada la situación. Entonces son como espacios traumáticos. Y un detalle aún más doloroso es que mi hijo tenía 7 años y Pablo me dice que él ya es un hombre y que él ya está listo para pasar hambre y para pasar la selva entonces que él se queda porque ya está listo. Imagínate lo que puedo mirar yo hoy como mujer a mis 59 años… me da mucho dolor de la ceguera que yo tenía, o de lo que no podía ver o el miedo que me tenía paralizada que yo decía ¡¿cómo así que un niño de 7 años está preparado para la guerra?! ¿de qué estamos hablando? Si hoy tengo a mi nieto de 7 años y no se me ocurriría siquiera pensarlo.
La verdad sobre las series de TV
- ¿Te consultaron los productores de algunas de las series sobre estos episodios? Porque no ví en ninguna serie esto que me contás.
- No, las productoras nunca nos consultaron absolutamente nada sobre las series. La gente piensa, y me han preguntado en otras oportunidades, que nos hemos enriquecido con estas series y absolutamente para nada. No tenemos nada que ver. Además de las 40 imprecisiones que mi hijo publica en su segundo libro «Pablo Escobar infraganti» sobre las series de TV. Así que al contrario, me indignan muchos episodios que no tienen nada que ver ni con mi vida ni con la realidad. y me duele porque estos episodios y estas historias contadas con tanta ficción han generado en la juventud empatía y provocación. Mi hijo trabaja mucho con los jóvenes y ellos están motivados con la historia de Pablo Escobar gracias a las series de TV.
- También contás que tras la muerte de tu esposo, sus enemigos te convocaron a una reunión para que les pagues los costos de la guerra que libraron contra Pablo Escobar y te anunciaron que tu hijo estaba condenado a muerte. ¿Cómo te preparaste para enfrentar esa situación?
- La verdad es que nunca me preparé para ese momento. Yo sentí que cuando Pablo murió se terminaba la violencia, la locura, todo lo que estaba pasando en el país. No tuve jamás pensado que ese momento iba a llegar. Pero bueno, al día siguiente de su muerte como que me voltee y me di cuenta que tenía el mundo encima y que ahora el objetivo éramos nosotros. Porque en un momento nos convertimos en rehenes del estado colombiano. Yo viví con ellos 4 meses antes de Pablo morir y un año después, que me protegieron por un tema de Derechos Humanos, por mis hijos. Terminamos siendo rehenes de los enemigos de Pablo y rehenes de Pablo Escobar. Vivimos en una encrucijada que el mundo no conoce, donde ellos decidían (incluído el padre de mis hijos y mi marido en ese momento) si nosotros vivíamos o moríamos. Porque era de acuerdo a la locura del poder que tenía cada uno. Así que cuando me di cuenta que nosotros ya no le importábamos a nadie, que la vida de nosotros ya no tenía sentido ni para el estado colombiano porque Pablo ya estaba muerto, y para sus enemigos menos. Así que no tuve otra opción que sentarme a conversar con ellos. Y en la primera conversación siempre estuvo presente que la vida de mi hijo no estaba en la negociación, que mi hijo «estaba muerto». Así que para mi fue muy doloroso, yo les decía todo el tiempo «si mi hijo no vive nosotros tampoco queremos vivir, prefiero que nos maten a todos». Y fue la segunda vez que me apropié otra vez de la vida de ellos. Ya lo había hecho en otra circunstancia muy al final de la vida de Pablo. Y siento mucho dolor por eso porque en ningún momento tú puedes apropiarte de la vida de nadie. Era tanto el dolor y tanta la locura que se vivió en toda esta situación que lo que menos quería yo era que mis hijos siguieran sufriendo esta locura. Así que conversamos los primeros 360 días, logrando como madre poner lo mejor de mi, por la paz del país, por la paz de la familia, por la paz de la gente que conocíamos, así que ellos me escucharon y me dieron la oportunidad en los últimos cinco días antes de abandonar el país de visitarlos con Sebastián y hablar con ellos para que le dieran otra oportunidad. Entonces yo dejé mi vida a cambio de cualquier mal comportamiento de Sebastián, que yo regresaría si las cosas no eran así (como acordamos). Gracias a Dios, 25 años después, me siento orgullosa de un ser humano que también ha sido mi maestro, que me ayudó a tener el coraje para contar esta historia, para contar lo que pasó y lo que sentí al lado de Pablo Escobar. Por respeto a ellos (mis hijos), porque no querían quedarse con la historia que cuentan las series de TV, o los libros o medios de comunicación que están a veces muy distantes de la realidad. y yo también tengo un compromiso con los colombianos, con su dolor, con su tragedia y no me canso de pedirles perdón por esta historia. Y los invito a que podamos juntar nuestras voces, mirarnos y reconstruir una sociedad que hoy tiene mucho dolor. Y ese dolor genera mucho resentimiento y odio, y desde ahí no puedes construir un nuevo espacio colectivo para las nuevas generaciones.
Coaching para resignificar la historia
- Conociste al Coaching en Argentina cuando la disciplina no tenía esa denominación aún. Eran entrenamientos vivenciales. ¿Que te motivó a participar de esos encuentros? ¿En que momento de tu vida ocurre eso y que encontraste de valor en esos espacios para la mujer que eras en ese entonces?
- Esta mañana le escribí a mi maestra de Coaching corporal que fue el primer contacto con mi cuerpo a los seis meses de haber llegado a la Argentina. Yo estaba muerta. Caminaba por las calles de Buenos Aires porque el computador lo sabe hacer pero estaba muy mal. Yo iba a las clases de ella y me queda literalmente dormida. Estaba agotada porque había venido de una guerra pero ella no lo sabía. Pasaron unos seis meses y ella me dice «tu vas a ser una mujer muy sanadora; vas a ayudar a mucha gente y te voy a llevar a un lugar para que hagas una segunda etapa, pero cuando yo vea que tienes cuerpo y que estas lista». Yo me acuerdo que salí de ese lugar y me decía «esta mujer está loca. ¿sanadora de qué? no puedo con mi vida ¿a quién voy a sanar yo?». Y me lleva a un lugar llamado «Escuela de Vida» como al año, y yo empiezo a hacer ese proceso. Muy doloroso para mí porque en ese momento yo tenía que ocultar mi identidad y mi historia. Esos procesos son muy buenos cuando tu te puedes «desnudar» y contar lo que te duele, quien fue tu abuelo y tu tatarabuelo o tu marido y lo que te ha pasado. y yo no podía decir absolutamente nada. Entonces era inventar un proceso que no era fácil.
- En ese espacio pasó el tiempo y empezamos a estudiar con el libro de Rafael Echeverría (La Ontología del Lenguaje), en cursos y en un grupo de voluntariado donde aprendí muchísimas cosas. Desde el año 1995 hasta el día de hoy no me canso de recorrer esta disciplina y aprender todo el tiempo. No me quiero perder la oportunidad de aprender de todos los que muestran un pasito más.
- …
- También debo decir que muchos me han rechazado como ser humano. En muchos momentos en la disciplina del Coaching hubo grupos de maestros que decían «nosotros a la mujer de Pablo Escobar no le vamos a enseñar». Entonces el enseñar no sé si tiene que ver con los títulos, o con la sangre o la historia que tengas. O si el propósito de enseñar tiene que ver con que la persona pueda crecer y pueda buscar una nueva oportunidad en su vida.
La sociedad me cuestiona por algo que no soy.
- Yo creo que los seres humanos tienen un espacio para reinventarse. Yo estoy comprometida con eso. Yo también he pagado un precio muy alto por no estar incluída y quiero trabajar con las personas. En todo este proceso ya me han invitado a trabajar con mujeres en la cárcel, en Uruguay. Voy a ir porque viví también esa experiencia justamente por los prejuicios. Entonces quiero contarle a la gente cómo pude salir de esas situaciones tan límite, cuando tienes una sociedad que te persigue
- En la 2da parte de esta entrevista, María Isabel Santos cuenta lo que considera que puede aportar desde el Coaching a tantas personas que como ella fueron víctimas de algún psicópata o de situaciones traumáticas y de extrema violencia. Dejando en claro que el Coaching trabaja con personas sanas.
- También habla sobre la re significación de su vida, su propósito, su oferta como coach profesional y un mensaje a todas las mujeres que atraviesan situaciones de violencia.
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