“El líder malvado es ese a quien los suyos desprecian. El buen líder es ese a quien los suyos reverencian. Y el gran líder es ese cuya gente puede decir: Lo hemos hecho nosotros mismos”.
Lao Tzu
¿Por qué la mayoría de los líderes carecen de humildad?
La humildad puede resultar suave en un momento en que los problemas son difíciles; puede hacer que los líderes parezcan vulnerables cuando las personas buscan respuestas y garantías. A mi juicio, existe una creencia de que la principal habilidad de un líder tiene que ver con el saber hacer, con el conocimiento que tiene, con la experiencia obtenida y los resultados logrados. Por lo que, a la hora de ejercer su liderazgo, parten desde allí, justifican su manera de pensar y gestionar, basándose en los logros del pasado.
“Si así me fue, este es el camino de la verdad. Todo lo que se desvíe de esto, conducirá al fracaso”.
Esta certeza les brinda a este tipo de líderes una sensación de seguridad que les permite ejercer “eficazmente” su rol. Esas son las raíces del estilo de liderazgo del sabelotodo, basado en la arrogancia. Muchos líderes sostienen que no pueden ser humildes y ambiciosos al mismo tiempo.
“En el fondo, muchos de nosotros creemos que, si no se gana, se pierde”
En definitiva, bajo este paradigma, la humildad puede ser vista como un signo de debilidad. Si reconozco que no sé, qué me falta, pierdo autoridad, pierdo poder. Y si pierdo poder, entonces no podré liderar.
¿Qué problema trae esto?
La experiencia nos muestra que muchas veces operamos presumiendo que sabemos y descubrimos cuan ignorantes éramos. Uno de los problemas cruciales del aprendizaje es que muy frecuentemente no sabemos que no sabemos. Y cuando ello sucede, simplemente cerramos la posibilidad del aprendizaje. Cualquier cosa nueva que se nos dice, queda por lo tanto atrapada en lo ya conocido o en la descalificación prematura de quién lo emite. Y hay quienes podrán morir sin que logremos convencerlos de que no saben.
En estos casos, las personas que se encuentran siendo lideradas, pierden paulatinamente la libertad de expresión. Las personas sienten temor, tensión y disgusto. Los errores se incrementan y se multiplican. Se anula la creatividad y el pensamiento crítico. No hay libertad para explorar por miedo al fracaso. El autoritarismo prevalece. Inoperancia, rigidez, carencia de innovación, alta rotación de personal son algunas consecuencias. El liderazgo basado en la arrogancia termina de apagar la luz que hay en cada persona. Se mueren. Entonces, la relación entre el líder y su equipo se quiebra.
Qué NO es y que SÍ es humildad y sus beneficios.
Desde mi mirada, humildad no ser hospitalario, cortes o tener una conducta amable y amistosa. La humildad no tiene nada que ver con ser manso, débil o indeciso. Tampoco tiene que ver con mantener el perfil bajo, no llamar la atención, no sobresalir.
La humildad tiene que ver por sobre todas las cosas con reconocer que no sabemos todo, que no tenemos la razón ni la verdad absoluta. Implica legitimar la mirada de otro dado que enriquece la mía. La humildad trae generosidad para dar y apertura para recibir. Cuando operamos desde la humildad no precisamos máscaras ni armaduras que nos escondan y protejan de nadie, porque no hay enemigos, sino aliados que buscamos el beneficio común.
El líder humilde da lugar al otro. Cuanto menos protagonista es el líder, más protagonismo tienen los suyos. Cuanto más de fondo esté, más al frente está el otro.
Fred Kofman dice al respecto: “Tienen una actitud abierta e invitan a otros a compartir su punto de vista. Buscan consenso y promueven el mutuo aprendizaje. Estas personas no se consideran superiores a los demás. La humildad es la comprensión de que nadie tiene un derecho especial sobre la realidad, que los demás tienen perspectivas igualmente validas que merecen respeto y consideración. Estas opiniones son mías, no es la verdad”.
“Inspiran un trabajo en equipo cercano y de manera colaborativa, un aprendizaje ágil y un alto rendimiento en sus equipos. Se enfocan en el trabajo, no en ellos mismos. Se sienten afortunados, no todopoderosos”.
Por supuesto, esa es precisamente su virtud: los líderes empresariales más eficaces no pretenden tener todas las respuestas. Entienden que su trabajo consiste en obtener las mejores ideas de las personas adecuadas, sea quien sea y dondequiera que se encuentren.
Finalmente, los integrantes terminan sintiéndose complacidos de tener poder de decisión, siendo más leales, comprometidos y responsables.
Por dónde comienza un liderazgo con Humildad
Declarar «No sé» es el primer eslabón del proceso de aprendizaje que nos lleva hacia un liderazgo basado en la humildad. Implica abrirse a nuevas posibilidades. Puedo crear un espacio en el que me será posible expandir mis capacidades de acción.
“Nuestra capacidad de abrirnos tempranamente al aprendizaje, a través de la declaración «No sé», representa una de las fuerzas motrices más poderosas en el proceso de transformación personal y de creación de quienes somos”. Rafael Echeverría
Conclusión
Vivimos en un mundo donde el ego llama la atención, pero la modestia da resultados. Donde la arrogancia aparece en los titulares, pero la humildad marca la diferencia.
Aquí dejo algunas preguntarnos para hacernos que nos permitan reflexionar cuán cerca o cuán lejos estoy de La Humildad:
¿Qué posibilidades hay en el otro que no estoy viendo?
¿Mi pensar y accionar, está en coherencia con la misión, visión y valores de la empresa?
¿Me encuentro juzgando y rechazando las ideas y actitudes de los demás? ¿Dado qué?
¿Qué estoy aportando a los demás para ayudarlos a crecer y desarrollarse?
¿Qué sentido tiene lo que estamos haciendo? ¿Que intentamos conseguir?
“El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Madre Teresa
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