10 de octubre: Día mundial de la salud mental
En septiembre se celebra el mes de la prevención del suicidio a nivel mundial. El propósito es reducir el estigma asociado y aumentar la conciencia entre organizaciones, gobiernos y el público en general. Y el 10 de octubre, se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, que a partir de la pandemia del 2020 adquirió una relevancia especial.
La OMS advirtió que la pandemia de COVID-19 “ha creado una crisis mundial para la salud mental, alimentando el estrés a corto y largo plazo”
Desde entonces el objetivo de este día es concientizar sobre los problemas de salud mental en todo el mundo y romper con los estigmas asociados a la depresión, entre otros trastornos.
El tema resulta incómodo en esta Era Digital dónde las Redes Sociales muestran vidas perfectas, felices y saludables. Sin embargo, publicaciones como la revista británica The Lancet, una de las más prestigiosas y respetadas del mundo por la comunidad médica y científica, promueven espacios como la Comisión The Lancet, para poner fin al estigma y la discriminación contra aquellos que sufren sus consecuencias.
“Es hora de poner fin a todas las formas de estigma y discriminación contra las personas con problemas de salud mental, para quienes existe un doble riesgo: el impacto de la condición primaria y las graves consecuencias del estigma. De hecho, muchas personas describen el estigma como algo peor que la condición misma” afirma el informe publicado por esta comisión.
Este informe de la Comisión Lancet es el resultado de la colaboración de más de 50 personas de todo el mundo. Reúne evidencia y experiencia sobre el impacto del estigma y la discriminación e intervenciones exitosas para reducirlas.
Hablemos sin culpa ni vergüenza
La empatía y el uso correcto del lenguaje son claves para acabar con el estigma que enfrentan las personas con depresión u otros problemas de salud mental.
Según el informe, el uso de términos inapropiados «lleva a etiquetar» y que las personas con enfermedades mentales «se sientan marginadas», lo que termina afectando su «búsqueda de ayuda y la participación en las decisiones que les conciernen».
«Es importante que las palabras/términos no devalúen la enfermedad y no provoquen sentimientos de vergüenza por tener una enfermedad mental», subrayan los investigadores y destacan que «el uso del lenguaje tiene el poder de herir o ayudar a otros».
«Hay muchas palabras insultantes que se utilizan de forma rutinaria, también hay palabras que son paternalistas y contribuyen a la medicalización del problema», apuntan.
Y dado que «el lenguaje es el combustible del estigma» convocan a representantes de los medios de comunicación, a oradores públicos y a las personas en general a hacer una «cuidadosa elección de las palabras».
En este sentido, emergen las palabras de Luana Hervier, la profesora de Yoga y Coach de Bienestar que se quitó la vida a los 38 años. En la nota publicada el mes pasado en la Revista Noticias, compartí algo de lo que escribió al respecto de cómo se sentía ante la mirada inquisidora de una sociedad que le exigía mostrarse siempre bien y saludable.
“Los sentimientos de culpa y vergüenza pueden ser tan grandes en una persona que atraviesa una depresión que es normal que se aleje de su entorno por miedo a ser juzgada, o porque no puede ocultar ni actuar o pretender no estar como está. La persona puede castigarse e incluso desear su propia muerte o suicidarse por estos dos sentimientos.
En una sociedad donde se resalta y enaltece el positivismo, la belleza, el crecimiento constante y siempre sentirse bien, un estado depresivo no es aceptado. No hay lugar para sentirse ni mostrarse mal… perdemos de vista que esto está causando cada día más casos de depresión. Más culpa, más vergüenza, más suicidios.
El caso es que atravesar una depresión después de llevar una vida tan saludable y consciente como la mía, da vergüenza… pero soy humana.”
Sus palabras cobran vida y relevancia en este día.
No Juzgar; la clave para acompañar a los que sufren
En este marco del Día de la salud mental, el diario Clarín hoy publicó una entrevista al reconocido psicoanalista Juan David Nasio. El especialista, distinguido como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Buenos Aires, atendió a miles de pacientes con casi 60 años de clínica y es autor de más de 34 libros, que fueron traducidos a 14 idiomas.
Entre otras definiciones, dijo respecto al trabajo del terapeuta: “A mi lo que me interesa es que sufra menos y que vino a consultarme (en referencia a una paciente) porque no puede vivir más así. Entonces me ocupo de ayudarla. No a juzgar que está bien, que está mal. No, nada. Ningún juicio. Esta es la clave de un trabajo de terapeuta. No tiene que juzgar a su paciente, ni a sus actos, tiene que ocuparse de la persona, no de la moral de sus actos”.
Cómo acompañar con empatía
Cuando nuestros seres queridos sufren de depresión, también a nosotros nos suceden muchas cosas y muchas veces no entendemos qué les pasa ni porqué están de esa manera. Por este motivo, es importante averiguar cómo acompañarlos y recurrir también a nuestros propios espacios terapéuticos si estamos muy movilizados con la situación.
Al respecto conversamos con la Lic. María Victoria Ilarraz (Psicóloga M.N. 37093), quien nos dijo:
«Me tengo que preguntar si estoy queriendo ayudarte a salir por vos o estoy queriendo que salgas de tu estado depresivo porque soy yo la que no soporto verte así.
La empatía y el uso correcto del lenguaje son claves.
Por lo general, quienes acompañan a una persona con depresión tienen la tendencia a indicarle lo que tienen que hacer, lo que tienen que sentir, lo que tienen que pensar… ´tenés que levantarte y ponerle pilas al día´, ´mirale el lado positivo a las cosas´, ´hacelo por tus hijos´. Y quien está atravesando una depresión entiende que estaría bueno hacer todo eso pero no puede».
«Salir del cuadro de depresión no depende solo de la persona, no pasa por las ganas», dice. «Tiene que ver con un montón de cuestiones físicas, sociales, familiares, que envuelven a la depresión.»
«La presencia es un factor importante a la hora de acompañar. Estar a su lado con un abrazo, con escucha empática o en silencio puede hacer mucho más que frases hechas que no ayudan para nada.
El respeto, la compañía, el sostén, la ayuda, la propuesta y la presencia son factores mucho más favorables que el invadir, manipular, empujar y forzar.
Entonces, estar presentes, darles un espacio de escucha amorosa y ayudarlos a buscar el acompañamiento profesional necesario para poder salir adelante».