Una de las cosas que aprendí en el curso de Timonel respecto al arte de navegar a vela, me regaló una hermosa metáfora que vincula al viento y la corriente con las emociones.
En la vida, como en el mar, a menudo nos enfrentamos a vientos inesperados y corrientes que van en contra de nuestro rumbo. Hay días en los que el viento sopla a favor y otros en los que parece que todo conspira contra nosotros. Sin embargo, un navegante experimentado sabe que, según a dónde sople el viento y sumado a la dirección y sentido de la corriente puede ajustar las velas y el timón para llegar a su destino.
Del mismo modo, nosotros podemos hacer lo mismo cuando distinguimos cuales son nuestras emociones y a qué lugar suelen llevarnos. Esas emociones son como el viento y la corriente: si no ajustamos velas y tomamos el timón, nos pueden llevar a la deriva o hacer encallar y hasta hundir la embarcación.
La gestión emocional es una habilidad crucial que nos permite mantenernos en curso, incluso cuando las olas de la vida nos sacuden. Herramientas como la meditación, la respiración consciente y la escritura son nuestras velas y timón en este viaje. Nos permiten ajustar nuestro enfoque y nuestras respuestas para alinearnos con nuestros objetivos.
El poder de la meditación y la respiración
La respiración consciente, es como el timón que nos ayuda a redirigir nuestra energía. Al centrar nuestra atención en la respiración, podemos encontrar un punto de anclaje, un lugar donde podemos detenernos y reevaluar nuestro rumbo. Algunas técnicas específicas nos llevan a estados meditativos profundos.
La meditación nos ofrece un espacio de calma, donde podemos observar nuestras emociones sin juzgarlas, simplemente permitiéndonos sentir. Los pensamientos que generan esas emociones no piden permiso para ocupar nuestra mente. Sin embargo, si podemos reconocerlos y contamos con las herramientas, podemos observarlos y correr el foco de nuestra atención, para dejarlos pasar y así dejar pasar también a esa emoción que no me estaba resultando propicia.
La escritura como herramienta de navegación interior
Y si de herramientas se trata, no podemos dejar fuera a la escritura. Así como la meditación aquieta la mente y la respiración nos devuelve al presente, escribir nos permite ordenar el caos. Poner en palabras lo que sentimos es como trazar un mapa en medio de la tormenta. No siempre sabemos hacia dónde vamos, pero al escribir podemos reconocer desde dónde partimos. La hoja se convierte en espejo, brújula y refugio. Porque a veces no necesitamos resolver nada, solo necesitamos narrarlo. Y ahí, en ese acto íntimo y poderoso, empieza a calmarse el viento.
Aplicando la metáfora en la vida diaria
Imagina que estás en medio de una tormenta emocional: el estrés del trabajo, las preocupaciones familiares o cualquier otra cosa que esté afectando tu paz. En esos momentos, recordar que podés ajustar tus “velas” emocionales puede ser un verdadero salvavidas. Tómate un momento para respirar, escribir o simplemente observar lo que te está pasando con una mirada más amable. Porque no se trata de resistir el viento, sino de aprender a navegar con él.
Y si sentís que llegó el momento de tomar el timón con más firmeza y recorrer tus propias aguas interiores con propósito, te invito a escribirme para coordinar una entrevista de admisión a Travesía, el programa en el que trabajamos con estas herramientas para transformar vivencias en relatos, que a su vez se convierten en faros para otros.
En cambio, si querés comenzar por aprender técnicas de respiración consciente, te recomiendo acercarte a alguna de las sedes de El Arte de Vivir, la Fundación creada por el Sri Sri Raví Shankar.
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