Crecí escuchando muchos refranes populares, entre ellos uno de los que quedó grabado en mi memoria y que me escucho repitiendo con frecuencia es el que dice “Dios los cría y el viento los amontona”, cada vez que veo un grupo de personas que tienen algo en común y lo demuestran. Es que el ser humano tiene en su esencia el ser gregario, esto significa que naturalmente buscamos reunirnos con quienes compartimos algunas características que nos identifican y esta agrupación nos transmite un sentido de pertenencia que nos da seguridad.
Esta no es una característica sólo de las personas, por definición del termino gregario también se aplica a especias animales como los cerdos que viven en piaras, algunos peces que forman bancos multitudinarios, y las aves que forman sus bandadas. En los animales su instinto los hace agruparse y esto les permite lograr cosas que solos no podrían lograr. Para ilustrar esta idea, vale destacar que la formación de bancos de peces les permite reducir la fricción con el agua, lo cual les permite viajar más rápido en sus migraciones y reducir la necesidad de alimento por reducir el gasto energético; además, aumentan las posibilidades de sobrevivir a sus depredadores naturales.
Los humanos formamos comunidades y ¡QUE COMUNIDADES!
En esta era digital, los humanos formamos comunidades virtuales, lugares dentro de esta inmensa e intrincada nube virtual en donde vamos a agruparnos teniendo como criterio de agrupación algún interés común.
Y las hay de las más raras, tanto que yo jamás me hubiera imaginado. Si sos soltero y sientes pasión por tus bigotes te podría interesar anotarte en la red social Stache Passions, y agruparte según si usas el estilo Dalí, o Walrus o Pencil. Ahora si tu pasión es tejer, tu lugar en internet es Raverly, una especie de Pinteres en la que sólo encontrarás creaciones hechas con lana y sólo podrás tener una conversación sobre agujas y puntos. Si quieres dejar un comentario sobre alfombras de aeropuertos podrías visitar el sitio Carpets for Airports o si quieres hacer tu aporte en una suma infinita, tienes que visitar Counting, una sub red del sitio Reddit que su único propósito es que sumes 1 al último número del hilo de conversación. Y así, podríamos seguir encontrando curiosidades de comunidades de personas que se agrupan para propósitos muy variados o con intereses muy particulares, al menos para nosotros.
No es el viento, son las elecciones personales
Si bien el refrán es gráfico, no es veraz, porque no es el viento lo que nos amontona, sino las decisiones personales lo que va definiendo los grupos de pertenencia de un individuo.
No es el resultado de la casualidad o de una “decantación natural”, es la sumatoria de las decisiones que tomamos en el andar lo que va marcando nuestro perfil y lo que va estableciendo nuestra red de relaciones.
Cuando decidimos que algo nos gusta, instintivamente estaremos atentos a encontrar a otras personas que coincidan con ese gusto, y hablaremos de las maravillas de aquello que nos une.
También nos agrupamos por los disgustos que tenemos. Cuando somos victimas de una situación injusta, en seguida buscaremos gente que haya vivido una experiencia similar, para fortalecer nuestra postura o para iniciar nuestros reclamos.
Sea por lo que sea, el agruparnos es, en un punto, una decisión o un conjunto de ellas.
Pertenecer esta bien, mantener la propia identidad también.
Al ingresar a una comunidad específica, es lógico que todas las conversaciones internas ronden en torno al interés, gusto o experiencia que da sentido a esa agrupación. Se escucharán conversaciones que fortalecen a esa idea y, tal vez, otras que debiliten las ideas contrarias. Aquello que dio sentido al grupo pasa a ser el centro y el motor de la comunidad y de sus integrantes.
Una de las definiciones de gregario que consulté dice así: “ Que forma parte de un grupo sin distinguirse de los demás, especialmente si carece de ideas e iniciativas propias y sigue siempre la de los demás”. Si nuestra necesidad de pertenencia llega a este nivel, nuestra vida pasa a la dependencia del grupo, nuestro ser se diluye en el “Ser del grupo¨ y perdemos el protagonismo de nuestra vida.
En esta situación, la elección por participar de ese grupo se convierte en una renuncia a la propia existencia, nuestro ser se diluye en el ser colectivo. Nuestro propósito deja de ser el nuestro para pasar a ser el del grupo y dejamos de elegir para acatar.
Dime con quién eliges estar y te diré quién quieres ser
El refrán original dice “Dime con quién andas y te diré quién eres”, pero cuando distinguimos que andamos con quienes elegimos estar y no por el resultado de una decantación natural, podemos tomar el protagonismo de nuestra vida y decir “ Te cuento con quién ando y vas a saber quién estoy siendo y adonde voy”.
Nuestro caminar es el resultado de una secuencia ininterrumpida de decisiones. No podemos evitar que nos pasen algunas cosas, pero podemos elegir qué rumbo vamos a tomar, o qué hacer con aquello que nos sucede. También elegimos con quiénes nos vamos a juntar, de qué cosas hablar y qué cosas escuchar.
El ser gregario del individuo es un recurso poderoso que le permite alcanzar metas que no podría conseguir solo, y cuando hacemos una elección conciente de en qué entornos participar, el resultado es multiplicador. Los contextos correctos nos mantienen enfocados, nos motivan a seguir, nos ayuda a descubrir nuestros recursos y nos provee de nuevas habilidades y conocimientos que nos permiten llegar más rápido y con menos esfuerzo.
Y este tesoro está a una decisión de distancia.
5 Preguntas para elegir con conciencia tus grupos
- ¿Para qué estoy en este grupo?
- ¿Estar en este grupo me abre oportunidades?
- ¿Cómo reacciono cuando escucho ideas o argumentos opuestas a las que dan sentido al grupo?
- ¿Me interesa intercambiar opiniones con otros grupos diferentes?
- ¿Tengo relaciones fuera del grupo o comunidad?
- ¿Mis grupos de chat, mis redes, mis suscripciones están alineadas con quien soy y quiero ser?
Las respuestas a estas preguntas no son correctas o incorrectas, son nos darán indicadores que nos permitirán saber que estamos eligiendo pertenecer a aquellos grupos que nos hacen crecer y que nos impulsan a desarrollar nuestro propósito.
Mira también la nota anterior de Marcelo Barcia sobre el dilema de los emprendedores.