La mayoría de las personas piensan que la creatividad solo es aplicable en las artes: literatura, pintura, teatro, música. Sin embargo aplicamos nuestra creatividad en todos los órdenes de la vida. Así nos convertimos en narradores de cuentos para entretener a nuestros hijos, en hábiles cocineros con los escasos ingredientes que encontramos en la heladera y en excelsos financistas para llegar a fin de mes. Creer para crear, crear para creer.
He encontrado, en muchos de mis clientes de Coaching, la inquietud de no sentirse creativos a la hora de encarar sus proyectos, ya sean emprendimientos personales, trabajo en relación de dependencia o, incluso, el deseo de trascender a través de la escritura. Creen que no tienen las herramientas necesarias o que con la creatividad se nace, como quien viene al mundo con ojos azules y cabello enrulado.
Hay una buena noticia y una mala.
Vayamos por la buena:
La creatividad se puede adquirir y ejercitar. A veces es innata pero eso no es indispensable.
Ahora, la mala
La creatividad se puede adquirir y ejercitar, y esto necesita de tu trabajo, dedicación y cambio de hábitos.
Bueno, no es que esto último sea precisamente malo, pero sí requiere de tu esfuerzo, y muchas veces no queremos modificar nuestros hábitos, mas es necesario.
En mis talleres generalmente uso el mismo ejemplo: Imaginen que tienen un cuartito en el fondo o una habitación donde acumulan todo lo que creen que puede serles útil en algún momento. Pero cuando necesitan algo, como aquellos es un lío desordenando, prefieren salir a adquirirlo afuera. Después, en un día de inspiración se ponen a limpiar y ordenar y se encuentran con que aquello que compraron estaba allí, esperando ser hallado.
Con la creatividad pasa más o menos lo mismo. Permanentemente usamos nuestras habilidades para salir de situaciones incómodas, resolver conflictos laborales, personales, emocionales. El problema es que no somos conscientes de nuestras propias estrategias a la hora de solucionarlos.
LA TECNOLOGÍA, ESA EXTRAÑA AMIGA QUE ME ANULA A VECES.
Para los de la generación X (los nacidos entre los años 1965 y 1980), el boom tecnológico nos abrumó. Pasamos del teléfono con disco para marcar (y en algunas casas ni había teléfono), la televisión en blanco y negro con cuatro canales, a las computadoras con internet, teléfonos celulares y relojes que nos conectan con el resto del mundo.
¡Qué maravilla!, con deslizar los dedos por una pequeña pantalla podemos ver en vivo y en directo el Louvre de Paris, escuchar música sin pagar un disco o cd. Incluso tenemos la Inteligencia Artificial que nos ayuda a resolver problemas. Así como la biodanza, otra herramienta que ayuda en la creación.
Genial, ¿no? Todo eso nos ayudó a mantenernos conectados, o, mejor dicho, híper conectados. Y en algunos casos nos quitó la posibilidad de tener el mayor motivo e impulsor de la creatividad: “EL ABURRIMIENTO”.
Y sí, el aburrimiento siempre es necesario para salir en búsqueda de aquello que nos entusiasme. Los niños inventan juegos cuando se aburren, crean juguetes con lo que tienen a mano si no se los inunda de elementos elaborados por los adultos. Porque basta una escoba para tener un corcel y una caja muy grande para convertirla en el más veloz automóvil.
Los adultos somos niños más altos que nos olvidamos de jugar. Hablo de olvido y no de pérdida. Porque ese don sigue en nosotros, en el cuartito del fondo. Solo tenemos que animarnos a entrar y ordenarlo como corresponde para encontrar la herramienta que necesito a la hora de crear.
No nos tomamos tiempo para observar nuestro entorno. En los momentos de espera, apelamos al celular para leer noticias, jugar algún jueguito en línea o revisar nuestras redes sociales. Y la creatividad está allí, en el mundo que nos rodea, esperando ser descubierta, observada, analizada y absorbida.
Puedo ser todo lo creativo que necesito ser para disfrutar de cada actividad que realizo en mi día a día. Pero para eso, primero tengo que CREER. Creer que puedo crear, y alimentar mi creencia con mi propia creación.
A veces, para ordenar el cuartito del fondo, podemos pedir ayuda. A eso me dedico, a que puedas encontrar tus herramientas para lograr ser creativo o creativa en lo que quieras o necesites.
Cree en ti mismo, cree en ti misma para crear tu mejor versión para tu emprendimiento, tu trabajo y toda tu vida.
Soy Silvia Olivieri, Licenciada en Relaciones Públicas – Coach ontológico y Ejecutivo- Correctora literaria – Actriz y cantante.
Te ayudo en tu camino hacia una vida más plena y creativa.