¿Alguna vez te preguntaste quién eres en realidad? ¿Cuál es tu verdadera identidad? ¿Conoces una herramienta para el autoconocimiento y desarrollo personal como la biodanza?
Tal vez no o tal vez sí. Y entonces aparece otra pregunta:
¿Cómo hacer para realizar esa búsqueda cuando sentís que ya te quedan incómodas algunas etiquetas, creencias, valores y contextos en los que transitas día a día?
En un mundo cada vez más acelerado y lleno de distracciones, es fácil perderse y perder de vista quienes realmente somos, qué nos importa y hacia donde nos dirigimos.
Es por eso que la Biodanza, el Coaching y la PNL pueden ser algunas de las herramientas para explorar y fortalecer nuestra identidad.
Te cuento un poquito acerca de mi proceso desde que conocí estás herramientas.
Desde pequeña he sido una buscadora de la paz, del amor y de los vínculos sanos; siendo la segunda hija de cuatro hermanos y la primer hija mujer, tuve el rol de ser un poco madre de mis hermanas menores y par de mi madre por compartir, tanto operativa como emocionalmente, alguna de sus tareas con los demás miembros de la familia y con ella también.
Cuando llegué a Biodanza, estaba en plena crisis. Para ese entonces tenía 41 años y necesitaba comenzar un proceso de autoconocimiento y desarrollo personal.
Había pasado por un quiebre que me estaba costando transitar y su prolongación en el tiempo fue haciendo que aparecieran los ataques de pánico y otros síntomas físicos.
Para disminuir algunos de estos síntomas buscaba cualquier actividad, herramienta y recursos que pudieran centrarme emocional y psíquicamente.
Iba a encuentros de yoga, cuencos, meditación y todo lo que se me cruzara de terapias alternativas y que me ayudaran a salir de mis temores y rulos mentales.
Un día fui con una compañera de trabajo a un encuentro de varias actividades de este estilo; tambores, danzas afroamericanas, yoga, cuencos, alimentación sana y Biodanza además de otras.
Fui participando en algunas según el cronograma, y llegada la hora de danzas africanas entré en una habitación llena de gente. Cuando vi que no estaban los elementos de percusión me dispuse a salir.
Atravieso el espacio de la clase y al llegar a la puerta veo al profesor cerrándola para comenzar la actividad:
-No, no la cierres que no es lo que busco- le dije mientras me apresuraba a salir.
-Quedate, no te vas a arrepentir- me contestó-.
Era Nacho, mi primer facilitador, al cual siempre voy a agradecerle sus palabras.
En esa clase dancé una Eutonía (disciplina corporal).
Jamás voy a olvidar ese momento. Fue lo más maravilloso que me estaba pasando en muchísimo tiempo, pues sentí que mis pensamientos desaparecieron y encontré la PAZ mental que estaba necesitando.
Comencé Biodanza un viernes de Febrero de 2011, y con ella, empecé a escribir todas las mañanas y en los momentos de introspección, para plasmar mis pensamientos, mis intenciones y despejar mi cabeza.
Empecé a entender que era la creadora de mi propia realidad, que los acontecimientos se iban dando pero que yo también los provocaba. Todos los años escribí mis objetivos anuales a fin de año y al leerlos el próximo iba haciéndome consciente de mi proceso, viendo mi avance, tanto en mi crecimiento como en la manera de declarar mis objetivos y encontrar que quería mi alma.
Seguí con capacitaciones de autoconocimiento
También comencé a estudiar Coaching Ontológico, donde aprendí que el lenguaje crea realidades, que con mi manera de expresarme creaba mi identidad pública, comencé a tomar conciencia de estos conceptos y a hacerme más responsable de mis acciones y mi manera de hablar.
Aprendí a respetar el silencio, a tener una escucha más activa y esto me permitió ubicarme como otro observador, a saber que era un juicio, un pedido, una declaración, una oferta y así enriquecer mi vida.
Al año siguiente estudie PNL (Programación Neurolingüista) y mi evaluación final fue esta reflexión:
Hay una frase que dice “lo sagrado se hace presente en cualquier circunstancia en que la vida se hace presente”.
La vida en mí se hace presente todo el tiempo, porque yo soy vida y lo que me rodea también.
Este ha sido mi trabajo este año y desde hace bastante tiempo, cada vez con más conciencia y con más recursos internos.
Conectar con lo sagrado y lo maravilloso en lo cotidiano del presente.
El gran desafío ha sido y es para mí desactivar el piloto automático y entrar en el ritual de lo que yo llamo “mi vida”.
Para eso sé que necesito bajar mi andar, mi acelere, mi ansiedad, ¿cómo? Ralentizando mi respiración, meditando y auto observándome.
Cambiando mis creencia de no posibilidad por otras que me sean funcionales, confiando en mis capacidades y en la vida, para poder trascender las dificultades de este devenir diario, recordando la frase de Virginia Satir «el problema no es el problema, sino en la manera en que vemos el problema». Sabiendo que la realidad es para mí, como yo la interpreto y si cambio esa interpretación cambio mi realidad.
Ver más allá del plato de sopa y ver el medio vaso lleno porque si hay algo de lo que me hice consciente es que como soy es como veo el mundo.
Tomar cada dificultad como una oportunidad de crecimiento.
El autoconocimiento es clave para el desarrollo personal.
“Lo que no se hace consciente se transforma en destino”- dijo Jung. Y aquí estoy yo, intentando hacer consciente lo que no me es funcional para mi desarrollo, amarlo y soltarlo, reverenciando su presencia y su gran sabiduría y en un acto de amor, dejarlo ir para conformarme en una identidad nueva sin dejar de ser yo misma.
Utilizando la biodanza para el autoconocimiento y desarrollo personal.
Transformándome, sabiendo que este cambio es y se logra desde lo fisiológico, lo neurológico, la memoria celular, lo actitudinal, lo místico, las creencias, los valores, las habilidades, el contexto y mi identidad. Poniendo en tela de juicio mis juicios y ubicándome en un rol de aprendiz, con actitud humilde ante la vida.
Integrando todo lo que existe con una actitud amorosa.
Y comunicando de la mejor manera, de forma asertiva, si quieres conocer sobre este tipo de forma de comunicarse aquí tienes el link para ver esta otra nota de nuestra comunidad
Así me declaré «trabajadora de lo cotidiano» y encontré lo que yo llamo la llave maestra hacia mi corazón y mis potencialidades y entonces la PAZ se hizo otra vez presente.
Hoy que ya han pasado 14 años desde aquella mujer de 41 años, la Biodanza es para mí un potente instrumento que me ha facilitado entrar desde mi parte luminosa, en una conexión profunda con mi ser más esencial y así poder percibir cada vez con más nitidez cuáles son los aspectos fundamentales de mi vida y sentir que vine a este mundo a aprender a amar, y que el amor solo puedo transitarlo a través de las acciones que realizo, simples y trascendentes en mi cotidianeidad.
Mi nombre es Verónica Avalos
Coach Ontológico con PNL Especializada en Abordaje Corporal.
Facilitadora de Biodanza Sistema Rolando Toro.
Docente en Nivel Inicial
Terapeuta en Masaje Thai y Thai Yoga Titular de OCTAVO DÍA.
Espacio creado con amor y respeto para recibir a todas aquellas personas que deseen crecer psicoemocional y espiritualmente, como aquellas personas que deseen realizar sus actividades para acompañar diferentes procesos de vida relacionados con el autoconocimiento, la expansión y el autodesarrollo.