Caminando en la playa me di cuenta que había ciertos sectores de la arena en los que me hundía y por lo tanto me costaba avanzar. El paso se tornaba pesado y lento. Me llevaba más tiempo la caminata. Desde ya, me cansaba más y recorría menos camino. Debido a esto me fui corriendo, me fui moviendo de lugar buscando arena más húmeda, no tan seca, donde mis pies no se hundieran tanto. Por el contrario, donde fuera más firme el terreno. Así poder impulsarme hacia adelante, avanzar más rápido y llegar más lejos sin terminar la caminata tan agotada. En otras palabras, para poder apalancarme.
Y mientras caminaba haciendo éstas observaciones, y por qué no estrategias, empecé a realizar un paralelismo con la vida. Mas específicamente con las distintas relaciones humanas.
Relaciones de trabajo, amistades, vínculos familiares, relaciones de pareja, etc
Y de repente ésa palabra me hizo tanto sentido
“Apalancarme”.
¿Cuántas veces me quedé caminando o transitando en una relación donde como en la arena seca, mis pies se hundían y me costaba el doble de trabajo prosperar causándome un tremendo agobio, consumiendo mi energía y agotando mis fuerzas?
Por supuesto pagando costos altísimos, a veces hasta con la propia salud.
¿Por qué no buscar apalancarme? Igual qué lo hice en la playa
En búsqueda de la Simetría
De repente empecé a mostrarme, ya sea escribiendo estas columnas, posteando lo que pienso en mi fan page o llamando a la reflexión en mi Instagram. Esas “estrategias” (como las que puse en práctica en la arena) de ir corriéndome de lugar, de moverme de la queja, fueron dando sus frutos, fueron acercándome a nuevos e impensados resultados.
¿Cuales fueron esos frutos? ¿De qué manera sucedió?
Esos frutos fueron nuevos trabajos de lo que me apasiona, que es el coaching. Fueron nuevas posibilidades de hacer lo que me hace saltar de la cama aunque esté muerta de sueño o de cansancio. Fueron nuevos vínculos con gente con la que me siento súper alineada. Sucedió que siempre habían estado ahí, alrededor mío, solo que yo no las había visto con la mirada del “APALANCAMIENTO” incorporada como ahora sí la tenía.
Y lo mejor de todo es que esas personas y yo nos empezamos a apalancar mutuamente.
No quiero darte una receta mágica. Paso por paso. No se trata de eso esta columna. Simplemente deseo compartir con vos algo que a mí me generó mucha liviandad y disfrute.
Después de todo ¿no se trata de eso la vida misma?
Digo, de caminar más livianas, de disfrutar la senda, de transitarla con alegría, de hacer lo que nos gusta, lo que nos llena el alma.
Y cuando observemos que nos hundimos, que nos cuesta trabajo, cansancio, nos consume energía extra seguir avanzando mientras permanecemos en ésa arena seca (léase relaciones que no nos suman) Cuando sentimos que ya agotamos todas las posibilidades, todas las instancias, todas las estrategias, entonces…preguntarnos…¿para qué quedarnos ahí? ¿para qué seguir insistiendo?
Crea tu mundo
Habiendo un mundo diferente, habiendo personas con las que sí puedo apalancarme como con la arena húmeda, firme (léase relaciones sanas, simétricas)
Sólo tenemos que mirarnos, escucharnos, sobre todo amarnos y elegirnos. ¿Por qué no priorizarnos?
Como dice mi colega, amiga y hermana que me regaló el Coaching, María Eugenia Medina: No es en contra tuyo, ES A FAVOR MÍO