“Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.”
― Mahatma Gandhi
Los pensamientos negativos nos toman por asalto
Los pensamientos brotan de forma natural en todos los seres humanos. No los elegimos, nos toman por asalto. Cuando los calificamos de negativos es porque impactan de un modo indeseado en nuestra vida. Esos pensamientos negativos por lo general nos generan emociones como el miedo o la desconfianza. Y el más insignificante de ellos puede derivar en un monstruo que afecte nuestros actos.
Cuanto más lugar les demos a esos pensamientos negativos más fuertes se pueden volver. Y mayor será el impacto que nos generen. Sucede que nuestro cerebro no logra distinguir si ese pensamiento es un hecho o una ilusión. Y aquí radica la importancia de elegir que pensamientos conviene alimentar y cuales no. Permanecer en ellos disminuye nuestra calidad de vida y distorsiona la imagen que tenemos de nosotros mismos, dañando nuestra autoestima.
Pueden hacernos actuar de un modo desesperado cuando sin ser necesario o incluso incentivar la posibilidad de abandonar o rendirnos cuando todavía tendríamos la fuerza, la habilidad y los recursos para avanzar. En definitiva, los pensamientos negativos suelen condicionar nuestras decisiones de un modo inconveniente.
Los pensamientos negativos conforman las paredes y las rejas de una cárcel en la que nos metemos por si solos. Salir de esa prisión es tan simple como cambiar el foco y buscar un nuevo pensamiento para habitar.
Para salir rápido de esa posible prisión hay que estar preparado; actuar de inmediato y desactivar ese tipo de pensamientos cuando aparecen.
Cómo desactivarlos
Entonces, ¿cómo eliminamos este tipo de pensamientos? Como ya sabemos, no podemos evitar que los pensamientos lleguen y nos sorprendan. Lo que sí podemos hacer es observarlos y accionar para desactivarlos.
A veces los pensamientos negativos son un simple chispazo en nuestra mente. Por eso debemos ser conscientes, para reconocerlos y actuar de inmediato.
Solo siendo conscientes de nuestros pensamientos podemos elegir si desactivarlos o alimentarlos.
Las siguientes estrategias te van a permitir desactivar los pensamientos negativos:
- Respira de modo consciente: si logras generarte el hábito de meditar, que no es otra cosa que respirar de un modo consciente, vas a poder observar tus pensamientos. Obsérvalos cómo un espectador externo. No los juzgues; sólo imagina que se alejan y vuelve el foco a tu respiración. Sólo por prestarle atención a tu respiración ya le estas indicando a tu cerebro que ese pensamiento no te interesa y que lo que deseas es dejarlo ir. El cerebro siempre nos obedece.
- Cambia el foco de tu atención: busca cualquier actividad que requiera de tu atención y enfócate en ella. De ese modo vas a desplazar el pensamiento negativo. Hacer crucigramas; redactar una carta; mirar una película; hablar por teléfono; leer un cuento. Encuentra aquello que ya has probado y sabes que atrapa tu atención.
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- Realiza actividad física: salir a caminar, a correr, andar en bicicleta, hacer Yoga, una clase de Spinning, tener sexo o practicar algún deporte es otro gran modo de oxigenarnos y dejar de lado los pensamientos negativos.
- Rodéate de gente positiva: tu sabes quienes son esas personas optimistas con las cuales atraes pensamientos positivos. Evita la gente tóxica y pesimista que siempre se queja y tiene una mirada apocalíptica de cada acontecimiento. Elige pasar más tiempo con aquellas personas con las cuales sueles tener experiencias agradables.
- Evita aquello que propicie los pensamientos negativos: los noticieros son un buen ejemplo que aplican para todos ya que abundan las malas noticias y éstas propician los pensamientos negativos. Luego cada uno tendrá otros disparadores a evitar, relacionados con nuestra propia historia: una canción, una película, una imagen o una persona, puede ser aquello que nos gatille esos pensamientos.
- Repite afirmaciones positivas: escribe oraciones asertivas que se opongan a esos pensamientos negativos y repítelas tantas veces como puedas. Por ejemplo: si tu pensamiento negativo es que no vas a conseguir el trabajo que deseas, podrías repetir: “recibo nuevas oportunidades del trabajo que más me gusta”. La oración tiene que tener sentido para ti y debes repetirla para que se grabe en tu cerebro.
- Practica la GRATITUD: escribe una lista de todas aquellas cosas por las cuales dar gracias cada día. Leela en voz alta y repítela cada vez que algún pensamiento negativo aparezca. De este modo le estarás indicando a tu cerebro que tienes motivos por los cuales estar feliz y cambiarás el foco del pensamiento.
Los pensamientos negativos son fugaces y temporales, a menos que los alimentemos. No pueden crecer por si mismos, pero pueden hacernos mucho daño si les damos el espacio. Depende de nosotros.
Por eso es importante estar preparado para detectarlos y desactivarlos antes de que se instalen y empiecen a afectarnos.
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