Por Damian Goldvarg
El coaching profesional se viene desarrollando por más de 20 años a nivel global. En este proceso de crecimiento, pautas y estándares éticos se han creado para asegurar que los coaches demuestren comportamientos que cuidan tanto de sus clientes como de su práctica. En los últimos años, las asociaciones profesionales de coaching han tomado con mayor seriedad la importancia de la Supervisión de Coaching y han determinado guías que aseguran que los coaches se involucren en espacios de reflexión con el objetivo de asegurar que ofrezcan el mejor trabajo posible.
La practica de la Supervisión de coaching se desarrolló originalmente en Inglaterra, y se extendió a otros países de Europa antes de llegar a los Estados Unidos y América Latina. En Europa, el origen de la práctica está muy ligada a la supervisión dentro del campo de la psicología clínica y las primeros entrenamientos formales de supervisión de coaching en el mundo surgieron en Inglaterra de profesionales con esa formación. Esto ha producido mucha resistencia en los Estados Unidos, muchas veces por una falta de entendimiento de lo que realmente es la supervisión de coaching y asociarla al trabajo del psicólogo. Esto también tiene una ramificación legal dado que los supervisores clínicos en los Estados Unidos son responsables legales por el trabajo de sus supervisados. La segunda causa de resistencia se relaciona con ver a la supervisión como el trabajo del jefe, de una autoridad que aplica un mecanismo de “control” de calidad, que sanciona y evalúa. Esto es resistido vehementemente.
La Supervisión de Coaching es definida por la Federación Internacional de Coaching como: » la interacción que se produce cuando un coach trae periódicamente su trabajo a un supervisor de coaching con el fin de entablar un diálogo reflexivo y el aprendizaje colaborativo para el desarrollo y beneficio del coach y sus clientes”
La ICF también diferencia al supervisor del mentor coach que se enfoca en el desarrollo específico de habilidades de coaching con el fin de alcanzar una credencial de la ICF.
Proctor (1986) sostiene que la supervisión tiene una función normativa, formativa y de apoyo.
- normativa: el supervisor es responsable de asegurar que el trabajo del supervisado sea profesional y ético, operando dentro de lo que los códigos, leyes y normas organizativas que apliquen.
- formativa: el supervisor proporciona retroalimentación o dirección para que el supervisado desarrolle sus habilidades, conocimientos teóricos, cualidades personales para que el supervisado se convierta en un profesional cada vez más competente
- apoyo: el supervisor está ahí para escuchar, apoyar, enfrentar al supervisado cuando surgen cuestiones personales, dudas e inseguridades– y cuando los problemas del cliente son ‘recogidos’ por el supervisado.
El libro “Supervisión de Coaching” tiene como objetivo clarificar en que consiste la supervisión de coaching y crear conciencia de la importancia de la supervisión en el desarrollo de la profesión a nivel global. Nuestro enfoque de la supervisión se centra en el aprendizaje continuo del coach y en la integridad que implica consistencia en trabajar en el desarrollo personal a la par que los clientes trabajan en su propio desarrollo.