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Miedos que motivan

Mara Rossi por Mara Rossi
hace 6 años
en Noticias y Actualidad
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¿Miedos que motivan? Sí, todos los miedos son motivadores de algo. Ya sé, hoy me levante un poco rara en cuanto a las cosas que sostengo, pero me desperté pensado en esto.

 

Miedos que nos motivan y nos invitan a desafiar nuestros límites

 

Suena raro decir que los miedos motivan, pero es verdad. Todos nos motivan a algo: unos a no hacer nada y quedarnos como estamos. Y otros nos invitan a pasar a la acción. Ya sea producto de ese mismo miedo o por el hecho de desafiarlo.

 

¿Pero qué sabemos realmente del miedo?

 

El miedo es una señal que nos indica una desproporción entre la amenaza a las que nos enfrentamos y los recursos con que contamos para resolverla. Sin embargo, la ignorancia nos ha llevado a considerarla una emoción negativa.

Como consecuencia del miedo (sin importar que lo motiva) podemos experimentar vergüenza, rabia, impotencia, etc. Sólo por el hecho de tenerlo.

La respuesta a nuestros miedos es muy importante. Ella puede actuar atenuándolo o agravándolo. El problema con los miedos radica en la creencia de que es malo sentirlo. Cuando en realidad el miedo no es el problema: nos está indicando que existe un problema, lo que es absolutamente distinto.

El miedo no es tonto. Está detectando una desproporción entre la magnitud de la amenaza y los recursos con los que contamos. Si escuchamos lo que dice, lo tomamos en cuenta y vemos de qué modo podemos equilibrar esa relación recurso-amenaza, encontraremos un camino para seguir avanzando.

 

¿Qué clases de miedos existen?

 

Se los ha denominado como miedo funcional y disfuncional.

El miedo disfuncional es el que nos angustia, desorganiza y bloquea la posibilidad de experiencia y aprendizaje. El miedo funcional utiliza la angustia como una señal. Nos muestra: desproporción entre el peligro al que nos enfrentamos y los recursos que tenemos. Y nos pone en marcha para equilibrar esa desproporción.

Las circunstancias objetivas suelen ser para todos por igual. La diferencia es cómo tratamos nosotros esa circunstancia ante un posible resultado negativo. Uno da tranquilidad y el otro atemoriza.

Puede que escuchemos ese miedo. Actuemos sobre el problema que nos está anunciando y creamos que tenemos todo resuelto. Pero el hecho de haber atendido ese foco de incendio no implica que aparezca otro. Porque los miedos se renuevan. Siempre aparece una nueva circunstancia a la que reaccionamos.

 

El miedo que me liberó y dio alas

 

Tuve un miedo que me dio alas. Cansada de dejar de hacer cosas por miedo a lo que podía pasar si las hacía y salían mal. Un día tuve un miedo que me liberó y me dio alas.

Quería viajar y conocer las mágicas tierras de las Highlands. Tenía que viajar sola. De inglés sabía poco. Eso me daba inseguridad. El primer tiempo, lo dejé como un sueño que algún día iba hacer realidad. Luego me enojé. Me sentí frustrada por no hacerlo por temor.

Emprendí la búsqueda de encontrar eso que me diera seguridad para hacerlo. Apareció la idea de un viaje grupal. Con desconocidos pero grupal al fin. Implicaría que no estaría sola. Excepto la parte de tener que viajar sola hasta Londres donde sería el punto de encuentro con el grupo.

Tenía uno de mis miedos resuelto. Estaría la estadía por las Highlands acompañada. Me restaba viajar a Londres haciendo conexión entre vuelos y llegar al hotel. Tenía dos barreras que superar. La primera, viajar sola en avión. La segunda, llegar al hotel ¡Qué nervios! ¡Qué miedo!

Para el primero de mis miedos diseñé un plan. Estar atenta a los cartelitos de los aeropuertos. Lo peor que me podía pasar era perder la conexión. El segundo, era el idioma. Había realizado un curso pero no me sentía segura y me puse a estudiar nuevamente.

Llegado el día del viaje. Tomé mi equipaje. Agarrada de la mano de mis miedos e inseguridades partí rumbo a San Pablo, mi primera escala. Encontré dónde estaba la puerta para abordar mi siguiente vuelo. Y terminé hablando con una chica de Suiza. Yo soy así. Hablaría con las paredes.

Ya en el vuelo hacia mi destino final, Londres. Habiendo dejado atrás uno de mis miedos. Debía enfrentarme al segundo. Y tal vez el más temido. Hacer frente al idioma, encontrar mi equipaje y peor aún el transfer que me llevaría al hotel.

 

Mirá también Las Neurociencias detrás de la resistencia a los cambios

 

Lo primero que sentí cuando el avión aterrizó en Londres, el día de mi cumpleaños, fue una inmensa satisfacción y ganas de gritar ¡Sí, lo hice!. De ahí en más todo salió perfecto. Encontré mis maletas, el transfer y llegué al hotel. ¡Había superado mis miedos!

Pero… en una excursión. La más esperada por mí. En el recorrido de las ruinas del castillo de Urquhart, en Escocia, sucedió algo que mis miedos no me anticiparon. Sin darme cuenta el grupo con el que viajaba se fue del lugar dejándome allí, sola.

Apenas me di cuenta los empecé a buscar pero ya no estaban. Con el corazón latiendo en la garganta, repitiéndome ¡esto no puede estar pasando! fui hasta la recepción del lugar. En mi pobre ingles pedí ayuda. Una de ellas llamó al chofer de la empresa y regresaron por mí.

Los miedos a veces nos anticipan los problemas. Nos dan la pauta de qué recursos nos están faltando. Otras veces no podemos prever las cosas que van a suceder para estar preparados. Ni evitar sentir lo que sentimos.

Yo sentía terror. No sabía cómo iba a hacer para unirme con el grupo. Estaba en medio de la nada y sola. Sabía que no me podía paralizar, necesitaba resolver la situación. No podemos no sentir lo sentimos, pero sí podemos tomar una postura frente a lo que sentimos.

Miedos que motivan

A mí mis miedos me motivaron. Me liberaron y me dieron alas para volar. Descubrir nuevos lugares. No tengo miedo de viajar. Siento que el mundo es mi hogar. Sé que nuevos miedos se van a presentar. Lo importe es saber que están ahí para anticiparnos algo que puede suceder.

Mi miedo me motiva nuevamente. Me lleva a experimentar New York. Y no puedo evitar preguntarme ¿Qué nuevos miedos se presentaran?. Bueno, uno ya se presentó. Para evitar inconvenientes en el aeropuerto me compré valijas con candado con cierre internacional

¿Cuál será el siguiente miedo en aparecer?.

Etiquetas: CoachingEmocionesmiedomiedos
Mara Rossi

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